Psicología del Individuo | ¿Qué es?

Psicología del Individuo | La denominación de este sistema psicológico está basada en la palabra latina «individuum» que quiere decir indivisible: el hombre es una unidad indivisible y toda tentativa para comprender el alma está condenada al fracaso. El fundador de la Psicología. fué Alfred Adler (v.), uno de los principales discípulos de Sigmund Freud (v.) . El concepto básico de la Psicología del Individuo. es: «En la vida del alma humana no tenemos otra cosa que formas de relación. En la fisiología explorar y en el la detalle; biología por es ejemplo: muy interesante que son los instintos y los impulsos, pero esto no entra en el dominio de la psicología: a ésta sólo pertenecen siempre las relaciones . Comprendemos por alma (psiquis) una conexión social y un movimiento social». (Adler) .

Los Órganos

En su primer libro, Sobre la insuficiencia dc los órganos, Adler señaló la ruta científica de la Psicología del Individuo. Esta ruta no era original. Ya Nietzsche le había dado una forma filosófica —Wille zur Mach,t— (voluntad del poder). La idea de la «voluntad de poder» sostiene el concepto de que todo cuanto sucede en el alma humana está determinado por la voluntad de poder. El objeto del alma humana es superación, perfección, seguridad, superioridad. La voluntad de poder es un fenómeno primitivo, y sobre el mismo construyó Adler su sistema. Al igual que Freud, también Adler indica los conceptos en que se basa la psicología del individuo afirmando que «el sentimiento de inferioridad, el impulso de superación y el sentido de la comunidad son los pilares básicos de la investigación, tal como la entiende la Psicología del Individuo.» Estos fenómenos del alma son fijos, controlables y reconocidos.

Dios

La Psicología del individuo encara las cosas desde un punto de vista finalista, y parte siempre de esta pregunta: ¿A qué tiende el hombre a través de este fenómeno psíquico? ¿Qué fin persigue la enfermedad neurótica? Para conocer a un hombre no basta conocer las fuerzas interiores que le impulsan, sino que se deben conocer sus fines para comprender su personalidad y sus actos. Todo impulso humano debe tener una meta. toda la vida no cuenta sino la persecución de un fin. Así también todo acto humano puede ser comprendido y explicado mediante una fórmula sencilla. Por otra parte todo hombre quiere dominar, ser semejante a Dios, y para lograr esta aspiración debe superar su sentimiento de inferioridad. La PI. es «causal en su condicionalidad, pero finalista en su orientación». (Adler) .

Poder

Lo que Adler considera «causal en su condicionalidad» es el fenómeno primitivo, la voluntad de poder, denominada por el impulso del poder, trabado en lucha constante con otro fenómeno causal en su condicionalidad: el sentimiento de inferioridad. El concepto «voluntad de poder» se debe a Nietzsche: el concepto «sentimiento de inferioridad» fue forjado y empleado primeramente por Janet, quien habla del «sentiment d’incomplétude». El punto de partida de esto sentimiento de inferioridad es una afirmación muy característica de Adler: «Ser hombre quiere decir ser inferior» lo que nos da la clave para comprender la neurosis. «Nadie puede soportar a la larga su inferioridad» (Adler). El constante e insoportable sentimiento de inferioridad engendra la neurosis y la criminalidad.

Y como el Psicoanálisis trata de recurrir a la explicación de la historia humana: » el movimiento histórico de la humanidad . . . el movimiento debe ser interpretado como la historia del sentimiento de inferioridad y de los intentos hechos para superarlo..” (Adler). No es posible comprender la vida del hombre sin tener una noción de sus dinamismos psíquicos. «Hay una sola medida que aplicar al hombre: su conducta ante los problemas ineludibles de la humanidad» (Adler).

El Ambiente

La PI. no deriva todo de la estructura del ambiente. En la relación hombre-sociedad, se hace hincapié en el factor ambiental, que plasma al hombre como yeso. El hombre nace como miembro de una sociedad: el recién nacido es un ser débil que durante largos años no será capaz de subsistir sin la ayuda de la comunidad que se pone a su disposición a través de la madre. Sin la ayuda de la comunidad, el recién nacido estaría condenado a perecer.

Parece que el hombre, basado en experiencias arcaicas, ha entendido que su descendencia debe recibir toda la ayuda posible de parte de la comunidad para poder vivir. El recién nacido posee ya el sentido biológico de la comunidad que cuida de él. Adler, profundizando el concepto del sentido de la comunidad, emplea todavía otro término: el sentido de la ternura, con el cual designa precisamente la voluntad de la comunidad de cuidar el recién nacido. Este experimenta el fenómeno de la comunidad, recoge experiencias y las va ordenando. Sobre ese acopio, cuyo contenido es siempre la adaptación a la sociedad, se desarrolla la personalidad del individuo. Adler da al pensamiento «sentimiento de la comunidad» un significado ‘a priori» afirmando que el hombre nace con un don instintivo de adaptarse a la sociedad.

Comunidad

El sentido de la comunidad es la expresión de la capacidad social. La Psicología del Individuo.

establece desde un principio que por comunidad no entiende un grupo humano, ni una clase, ni tampoco la humanidad: es decir, no comprende el sentido de la comunidad como orientado hacia determinado objeto, sino como una capacidad para cooperar en las tres tareas planteadas a la vida: el trabajo, el trato ambiental y el amor.

El hecho mismo de que el niño nace tan torpe y desamparado, determina el desarrollo del sentimiento de inferioridad. El esfuerzo heroico, la tarea extremadamente ardua de adaptarse a la sociedad lleva al niño a chocar constantemente con un medio ambiente duro e intransigente, o lo pone en contacto con un medio blando e indulgente, privándole así de la facultad y clarividencia de tener una noción clara y de hacer un uso adecuado de sus fuerzas.

Sentimiento de Inferioridad

Adler llega a la conclusión de que el sentimiento de inferioridad impulsa al niño a repudiar a la sociedad o a adoptar una actitud hostil hacia ella. Siguiendo ahora el pensamiento adleriano, la PI. se pregunta qué es el alma, y dice: El alma es la unidad finalista del organismo con miras a orientarse en un medio de una naturaleza, un mundo, una sociedad prepotentes. Este mecanismo psíquico piensa, dispone, fija objetivos y plantea posibilidades encaminadas a lograrlos. Esto se hace mediante «ficciones generales», tales como espacio, tiempo, libertad, ideales, etcétera.

Pero el individuo se crea ya de niño, como contraste con su persona propia y menospreciadísima, una «imagen directriz» (Leítbiid) para superar su sentimiento de inferioridad. Por imagen directriz entendemos simplemente la figura ideal en que la imaginación del niño deposita todo su poder. Sobre el modelo de esta «imagen directriz» elabora sus ficciones particulares acerca de su futuro poder. Se forma en el niño, ya antes de los 5 años de edad, una «trayectoria directriz» (Leitlinte) que lleva al logro de una «supervalía» ficticia. En base a las experiencias se forma en el niño un «plan de vida» (Lebensplan) al que se ajustan todos sus actos.

Carácter

Según Adler, en todo individuo se desarrolla una ley de conducta que le arrastrará hacia un objetivo inconscientemente opuesto a sí mismo. Una serio de experiencias determinan en el alma del niño la cristalización de un sistema que podemos denominar «carácter». El carácter es la expresión de la finalidad personal y la unidad del carácter se halla determinada por el alma. El carácter, el carácter nervioso, es la suma de las voluntades, facultades y actitudes, que el niño desarrolla con miras a su aspiración, que consiste siempre en poder, en dominio, en superioridad. En el desarrollo del carácter operan dos afanes: primero, el de llegar a ser superior a todos los demás, el de elevarse por encima de todos los demás: segundo: el de rebajar, el de hacer inferiores a todos los demás (Rühle) .

Todos los recuerdos y experiencias del niño, que, naturalmente, son de carácter tendencioso, quedan subordinados a esa trayectoria directriz, cuya meta es ser fuerte, grande, superior, un héroe, un superhombre. Y como el niño aprende pronto que en la familia el poder está en manos del padre y la sociedad en manos del hombre, su voluntad de poder se manifiesta en un afán constante de ser varón, que tiene el carácter de protesta contra la debilidad derivada de su posición.

Hermafroditismo Psíquico

Este afán de superar la inferioridad y de conquistar el poder, o al menos la ficción de poder, lo denomina Adler con una expresión poco afortunada: protesta varonil (v.). El niño aspira a ser un hombre adulto, la mujer a ser varón, el hombre débil a ser un hombre fuerte. Con la idea de la protesta varonil se relaciona también la concepción adleriana del hermafroditismo psíquico que quiere decir que el niño reúne, psíquicamente, consecuencia de la educación, los atributos de ambos sexos.

El alma humana, empeñada en superar su sentimiento de inferioridad, trata de compensar esa inferioridad. «Toda tentativa de compensar un sentimiento de inferioridad se hace, no en el sentido de una verdadera compensación, sino de una sobrecompensación» (Adler) . para precisar más sobrecompensación en lugar de compensación, Adler tuvo en cuenta la teoría de la insuficiencia orgánica que afirma que en el organismo humano una insuficiencia orgánica queda siempre sobre compensada en una u otra forma. Con la misma se relaciona también el concepto del lenguaje orgánico:

Primera parte de Psicología del Individuo

I. Para expresar una comunicación psíquica es elegido siempre el órgano más insuficiente por transmisión hereditaria o por enfermedad orgánica. Al lado de la función biológica del órgano en cuestión se aplica también el sistema nervioso central a establecer el equilibrio. Esto da lugar a una relación singular entre el cuerpo y el alma: las insuficiencias somáticas hallan su compensación, mejor dicho, sobrecompensación, el algún rendimiento psíquico y viceversa.

De esta comprobación relacionada con el lenguaje orgánico se ha deducido que una insuficiencia orgánica acaso sea a menudo el origen de una creación artística sobresaliente. Hay músicos famosos con insuficiencia congénita de los oídos. Los ejemplos clásicos: Beethoven y Smetana. Sobre el origen de la neurosis la PI. afirma: «El origen de la neurosis se puede remontar al primero o segundo año de la vida. En ese período se constituye la actitud ante el ambiente, y lo que llama la atención como «mala crianza» o «nerviosidad» se expresa luego en neurosis bajo la influencia de una relación adecuada.

Primeros Años

Los primeros cuatro o cinco años bastan al niño para completar su verdadero adiestramiento arbitrario frente a sus impresiones. Esas impresiones le permiten experimentar las excitaciones procedentes de su valoración corporal e interna y también procedentes de afuera. Después de ese periodo comienza la asimilación y utilización de las experiencias, no ya según la pura arbitrariedad, menos aún según las legendarias leyes de casualidad, sino en fa— vor del estilo de vida elaborado y de acuerdo a sus leyes. El individuo es, en lo sucesivo, determinado por su estilo de vida.» (Adler) .

Segunda parte de Psicología del Individuo

II. El método adleriano, como una «psicoterapia menor» (Székely) puede ser considerado como una herramienta sumamente útil e imprescindible en la reeducación de los niños con trastornos de conducta y de carácter y como un «bisturí» en el tratamiento psicológico de los adultos. En el tratamiento aplicado en base a las teorías de IO PI. a través de recuerdos de infancia, sueños, experiencias de la vida cotidiana, disgustos, etc., «se hace ver» al paciente que su plan de vida ha sido equivocado.

Se le hace ver que toda su vida está orientada hacia un objetivo director ficticio y que la trayectoria que ha de conducir a tal objetivo parte de un sentimiento de inferioridad adquirido en la infancia en base a premisas falsas. “Se señala su tarea, que consiste en ser un partenaire un socio correcto en la vida, en resolver con objetividad pero con tolerancia los a sus semejantes los mismos derechos que reclama para sí mismo. (Ruhle).

Fuentes

Para comprender al enfermo debemos comprender su «estilo» o plan de vida. Las experiencias que se utilizan para la elaboración del plan de vida como el verdadero material de la terapia adleriana proceden de las siguientes fuentes:

a) La condición física del niño. El hecho de, que el niño venga al mundo torpe y desamparado determina a priori el desarrollo del sentido de inferioridad del niño. A este hecho se añade todavía una inferioridad de los órganos. No hay ningún organismo en donde uno de los órganos no sea tan débil que los otros. De cómo es colocado ese órgano débil al servicio del plan de vida, hemos hablado ya cuando explicamos el concepto del «lenguaje orgánico». Pero no sólo puede tener importancia una inferioridad de órgano; también signos externos pueden ser importantes, cuando éstos son empleados por el ambiente para ahondar el sentido de inferioridad.

Instintos

b) El sexo y la sexualidad. La teoría sexual es la concepción fundamental del sistema psicoanalítico. Adler no sólo la ataca, sino llega hasta negar que haya instintos, sobre todo instintos sexuales. El instinto sexual no significa para Adler sino una abstracción, una suma total de la actividad de los órganos correspondientes con sus respectivos ganglios. La sexualidad es para Adler tan sólo una metáfora: no le reconoce ninguna autonomía. La considera sólo como uno de los campos de batalla. De acuerdo con este punto de vista, la relación sexual no es más que un acto de afán de posesionarse. El niño y el neurótico eligen con preferencia la sexualidad para expresar su protesta varonil y la usan como una de las seguridades más eficaces.

Sexualidad

Para Adler la sexualidad no es causa, sino ya un medio de expresión de fenómenos psíquicos distintos. En la PI se trata propiamente de cómo experimenta el niño su pertenencia a un sexo. Ser varón o ser niña, este es el problema fundamental en el desarrollo infantil. La PI. se ha dedicado a la tarea de atribuir la diferencia psicológica de los sexos, aparte del temperamento primario, a la diferencia en la posición de poder de los sexos. Esa diferencia de posición es determinada por el hecho que vivimos en una dominación masculina.

Tanto el varón como la niña experimentan su pertenencia a su sexo, en sentido negativo o positivo, como una posición de poder, como una Adler considera como una de las causas más importantes en el ahondamiento del sentimiento de la inferioridad y de la neurosis. la mala educación. Aprueba que aquí surgen dos fenómenos extremos que tuercen esa evolución en dirección a la neurosis o a la criminalidad. Uno es la educación severa; la educación demasiado blanda. Ni con exceso ni con falta de amor es posible educar, formar hombres.

Factores

c) La situación económica también puede ser la causa de un complejo de inferioridad, pero en el sentido de una comparación con otros niños en mejor situación. Según la interpretación de la Pl., son éstos los factores mencionados que determinan la aparición de una neurosis. El proceso del tratamiento consisten en investigar todos esos factores para establecer cuáles y en qué forma se han manifestado. La finalidad de estas investigaciones está en comprender y en modificar el hecho del «simple estilo de la vida.» Los dos puntos de vista desde los cuales se emprende la investigación son los siguientes: (a) Establecer el grado de cooperación, el sentimiento de comunidad y el interés social. (b) Abarcar la manera característica como el Individuo aspira a la superioridad, seguridad, poder, perfección, desvalorización de los otros.

Tercera parte de Psicología del Individuo

III. El tratamiento adleriano se opera en dos direcciones: la primera trata de llevar al niño a evocar los recuerdos; la segunda trata de analizar los acontecimientos cotidianos. En este sentido el tratamiento de acuerdo a la Psicología del Individuo. es enteramente positivo, es decir, extrae su material de los conflictos de la vida cotidiana. Se trata de discutir, en lo posible, todos los conflictos, en el sentido que el psicólogo mantiene una actitud neutral, cuidándose mucho de adoptar el papel de juez.

Estos conflictos de la vida cotidiana obedecen a determinado sistema, y en todo conflicto el enfermo oculta un mismo contenido. Es posible demostrar que esos conflictos se desarrollan siguiendo determinado esquema plan de vida. La patología del individuo tiene según Adler, siempre un carácter finalista; no busca el punto de partida, sino el fin interior, y sostiene que lo mismo que los alfileres se agrupan en torno al punto magnético, los conflictos se agrupan en torno a un objetivo ficticio.

Neurosis

Nunca se repetirá bastante que la clave del tratamiento de acuerdo a la Psicología del Individuo siempre esta pregunta: ¿Qué se propone el niño con ella. A la que Adler agrega: «La clave de toda neurosis reside en la pregunta: ¿a quién quiere hacer rabiar?» Esto quiere decir que con esos conflictos se expresa siempre el deseo de vencer, de imponerse. Los recuerdos infantiles se hallan también determinados por esa actitud interior.

Según Adler nuestra memoria retiene los acontecimientos de nuestra vida en la medida en que se ajusta a nuestra trayectoria vital. «Las normas del estilo de vida, las líneas directivas de los rasgos del carácter se elaboran siempre tras largo adiestramiento, del cual se pueden encontrar en lo consciente, tanto como en lo inconsciente, rastros de recuerdos generalmente incomprendidos, pero no son los recuerdos y experiencias los que entregan los factores determinantes, aino el de vida que ha creado, dirigido y empleado en su sentido.

La Tarea

La tarea adleriana consiste en formar una idea lo más cabal posible de los elementos que determinan el sentimiento de Inferioridad del niño y dirección y el método de su afán de imponerse, las formas y el contenido de sus compensaciones, o mejor dicho, de sus sobrecompensaciones. El material abarca también los sueños (v.). Para Freud loe sueños son un recurso, o al menos una tentativa del alma para satisfacer sus deseos instintivos mediante símbolos.

Sueños

En cambio los sueños son, según Adler, un entrenamiento para eliminar el complemento de inferioridad. De ahí que el hombre que sueña sea omnipotente. Adler pasó por alto la existencia de lo inconsciente. Lo denomina «lo desconocido» o «10 in— comprendido». De acuerdo a su manera de ver, lo inconsciente es «como un antifaz que el alma se pone o no se pone, según el caso».

La represión es para la Psicología del Individuo. una de las diversas seguridades de que se rodea el hombre neurótico para realizar el sueño de su vida. Adler emplea para ello la frase «anulación de lo consciente». La resistencia y la transferencia, los elementos más importantes de la terapéutica psicoanalítica, siguieron siendo para Adler fenómenos de los cuales la Psicología del Individuo. no tiene por qué ocuparse. El tratamiento en la Psicología del Individuo. es una interpretación puramente intelectual.

Tres etapas

Puede ser dividido el proceder de la técnica de la PI. en tres etapas, que naturalmente a veces se confunden. La primera tarea, de descarga, incluye la tentativa de restar una trascendencia pronunciada al síntoma o al trauma. Los familiares tienden en general a agrandar el defecto. Adler dice: «Ante todo es preciso descargar a los padres». Naturalmente en la tarea de descargar ha de evitarse el tomar las cosas demasiado superficialmente o poco en serio, lo cual podría provocar una actitud cínica. La segunda fase del tratamiento consiste en alentar.

El Neurótico

El neurótico es alentado no sólo con palabras, sino también en la práctica, cumpliendo las tareas que le plantea la vida. La de la Psicología del Individuo. es una «terapéutica del éxito», y el aliento lo necesita. La tarea, desde el primer instan- te de la labor psicoterapéutica, consiste precisamente en hallar la senda, por estrecha que sea, que pueda conducir a un éxito personal. Naturalmente, en ese orden de ideas entendemos por éxito siempre algún rendimiento destacado y no el aplauso ajeno. Simultáneamente con la labor de alentar se inicia la tercera etapa: la carga.

Ponemos al neurótico tareas a cumplir. Le llevamos a concentrar facultades y energías, presentándole cada vez nuevas tareas. Estas, desde luego, no son de índole artificial, sino que se hallan estrechamente relacionadas con vida cotidiana; se trata, en definitiva. de tareas que se refieren inmediatamente a la adaptación al medio ambiente, pero no se debe exigir nunca una labor que rebase los límites de las fuerzas exigidas.

Neurosis Grave

Naturalmente, la psicología adleriana no puede pretender que para el tratamiento de una neurosis grave sea suficiente la Psicología del Individuo. Pero ni aun en el caso más grave, curable únicamente por el tratamiento psicoanalítico, el análisis puede prescindir de la orientación de la Psicología del Individuo.

En la exposición de los verdaderos métodos de tratamiento de la Psicología del Individuo. tenemos que partir de la siguiente comprobación de Adler: «NO encontramos ninguna naturaleza problemática, ningún niño difícilmente educable, ningún nervioso, ningún bebedor, ningún pervertido sexual, ningún criminal o suicida, en el que no se pueda mostrar, con plena seguridad, que se espanta de la solución de sus problemas vitales, porque no ha sido educado debidamente para el sentimiento de comunidad. Este punto de vista debe ser mantenido, ésta es la diferencia fundamental entre nosotros y las otras tendencias psicológicas.»

El Niño

Como Adler sostiene, el hombre tiene el afán constante de vencer su sentimiento de inferioridad, y como su afán de imponerse se traduce en choque permanente con la sociedad representada por el medio ambiente, trata de satisfacerlo por falsos caminos. Todo individuo adquiere experiencias distintas en ese juego doble: sentimiento de inferioridad y afán de imponerse; fija esas experiencias en un sistema que Adler llama trayectoria ficticia (v.). Adler sostiene que el niño desarrolla hasta los cinco o seis años de vida su personalidad y que todo lo que ocurre posteriormente ocurre ya conforme a la llamada trayectoria vital, de acuerdo a un sistema psíquico uniforme. Bien mirada, esta forma de reaccionar contra todas las experiencias de la vida es lo que Adler denomina carácter.

Imponerse

Así, la tarea adleriana consiste en el juego de fuerzas entre el sentimiento de inferioridad y el afán de imponerse, para demostrar así que el S. ha elegido una compensación equivocada. Se trata, por lo tanto, de una revisión general del plan de vida ya existente. Adler dice: «El hombre sabe mucho más de lo que comprende». Para esta comprensión del hombre, Adler nos ha brindado con la Psicología del Individuo. un instrumento tan sencillo como útil. Podemos y debemos hacer uso de ese instrumento, pero sin olvidar nunca que es un instrumento para la «psicoterapia menor», uno de los muchos existentes. (B. Székely, El niño neurótico. Introducción a su reeducación y psicoterapia, 1946)

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