Tembló el martes 19 de septiembre destrozando ciudades y poblaciones, pero a las horas ya estaba un perro dando ánimos. Entre los necesitados, por supuesto, estaban los habitantes de Puebla, una de las tres entidades con mayores daños y afectaciones. Y no es que de repente los mexicanos ya no hablaran de las pérdidas humanas y materiales, de la tragedia. Fue sólo que a la mitad de todo eso, una hembra labrador rescatista de nombre Frida se volvió un símbolo. Ella es Frida el Perro Rescatista ¿Pero de qué específicamente? Podríamos responder que uno de esperanza y optimismo, dos fortalezas psicológicas frente a la debilidad emocional.
Para explicar estos dos factores desde la psicología se ha desarrollado una teoría con la que podemos acercarnos al tema. En uno de los blogs que El País tiene con especialistas, la autora Patricia Ramírez se enfocó en los términos. Sobre la esperanza y el optimismo, detalló, vale la pena recordar las aportaciones del psicólogo y escritor norteamericano Martin Seligman. Él, hizo referencia, es considerado como el padre de la psicología positiva dadas las aportaciones realizadas con un enfoque peculiar. Esta corriente, detalló la blogger, se define como el estudio científico de las experiencias positivas y de otros factores involucrados. Entre ellos, rasgos individuales positivos, instituciones que facilitan su desarrollo y programas que ayudan a mejorar la calidad de vida.
Mientras la psicología se ha centrado en estudiar lo que no funciona, lo que propone Seligman se enfoca en contra. Se trata, detalla Ramírez, de ver qué ha pasado con personas que aún en una situación adversa mantienen buen ánimo. De ellas, sugiere, tanto Seligman, como el también psicólogo Mihály Csikszentmihalyi, es necesario aprender sobre sus fortalezas, habilidades y conductas. El hacerlo, agrega la blogger, puede servir a las personas que se encuentran vulnerables al sufrimiento, para tener menor impacto. Así, agrega, se desprende que hay esperanza pasiva, de aquellos que esperan que las cosas mejoren, pero sin que intervengan. Y por otro lado, la esperanza activa que involucra a quienes no sólo esperan que las cosas cambien, también actúan.
En este último supuesto, enlista Ramírez, se encuentran personas que en la adversidad ven oportunidades y también aprovechan su entorno. Asimismo, agrega, consideran que sus acciones pueden o no influir en el éxito y confían en sus capacidades y talentos. Como parte de su publicación también emite algunas recomendaciones pues considera que la esperanza es una fortaleza que se cultiva. Algunas de ellas son la definición personal del término esperanza, abrirse a los cambios, pedir ayuda y el elaborar planes. Asimismo ve necesario externar la creatividad, analiza qué puede y no cambiar, elegir el entorno y realizar acciones sin intereses.
El caso de la Frida el Perro Rescatista de la Marina Armada de México, logró reproducciones y reacciones en redes sociales. Parte de este efecto se relaciona con experiencias positivas de las que Seligman y Csikszentmihalyi, llaman a aprender de otros. En tanto que los efectos del sismo pusieron en vulnerabilidad a miles de ciudadanos, incluyendo a poblanos, ella dio esperanza. Si bien compartir sus fotos, videos, hazañas y logros no significó que los internautas ayudaran en algo, sí les motivó.
Ejemplos de la inspiración por Frida se encuentran tanto en prisión, como en la computadora de una joven diseñadora mexicana. Desde penales del Estado de México, reclusas tejerán perritos rescatistas con la finalidad de recaudar fondos para damnificados del sismo. En tanto que el fin de semana un libro para colorear sobre perros rescatistas diseñado por Lucie Torres se viralizó. A sus 23 años ella diseñó para ayudar a niños estresados y con ello, tuvo esperanza activa tras el sismo.
® Frida el Perro Rescatista
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